La Conquista de Chile es un periodo
de la historia de Chile que comprende desde la llegada de Pedro
de Valdivia a Chile en 1541 hasta la muerte de Martín
García Óñez de Loyola, durante la batalla de Curalaba en 1598.
A pesar de haber acumulado una fortuna
significativa por su participación en el Perú, su espíritu intranquilo lo
llevó a iniciar un viaje a Chile, para dejar gloria y fama de sí. En abril de 1539,
Pizarro le dio autorización como su teniente de gobernador para pasar a
conquistar Chile, pero eso no implicaba ayuda monetaria, tenía que procurársela
por su cuenta. Se asoció con el comerciante Francisco Martínez Vegaso, con
el capitán Alonso de Monroy y así mismo debió celebrar contrato de
compañía con Pedro Sánchez de la Hoz, antiguo secretario de Pizarro, que
venía de regreso de España con la autorización del rey para
explorar las tierras del sur del estrecho de Magallanes y el título
de gobernador de las tierras que allí descubriese.
Después de la fracasada expedición de
Almagro, nadie quería ir a Chile, considerada una tierra maldita que no ofrecía
riquezas, sino sólo sufrimientos. Consiguió solo once soldados para
su hueste, más una mujer, Inés Suárez, y unos mil indios
auxiliares. A lo largo del camino se le unirían más expedicionarios, como Francisco
de Villagra y Francisco de Aguirre que junto a sus hombres
incrementaron las huestes de Valdivia.
Al contrario de Diego de Almagro, tomó
la ruta por el desierto de Atacama. Sánchez de la Hoz, que se había
quedado en el Perú tratando de conseguir refuerzos pactados, lo que no
consiguió llenándose de deudas, llegó al campamento de Valdivia por la noche y
lo intentó asesinar para usurpar la jefatura de la hueste.
Pero Valdivia se encontraba ausente, y a su
regreso perdona a Sánchez de la Hoz y destierra a tres de sus cómplices,
obteniendo a cambio la renuncia de este a todo derecho de expedición y
conquista.
Al llegar al valle de Copiapó,
toma solemne posesión en nombre del rey de España de esta tierra y la
nombra Nueva Extremadura, en recuerdo a su tierra natal. Renueva la marcha
hacia el valle del Aconcagua, donde el cacique Michimalonko intentó
detenerlo sin éxito. El 12 de febrero de1541, echó las bases de la
ciudad de Santiago del Nuevo Extremo a los pies del cerro Santa
Lucía (Huelén en mapudungún) y encerrada entre los brazos del Mapocho.
Trazó la ciudad en forma de damero, dentro de la isla fluvial dividen todo el
terreno en manzanas, que se partieron a la vez en cuatro solares que se
asignaron a los primeros vecinos. Al trazado y formación de la ciudad le siguió
la creación del primer cabildo, organismo que ordenaba la vida pública en
aquel entonces, importando el sistema jurídico e institucional español.
Comenzó a correr la voz de que los almagristas habían
matado a Pizarro. De ser cierta la noticia, los poderes de teniente gobernador
de Valdivia quedaban caducados. Podría entonces venir otra persona del Perú a
tomar mando de la naciente colonia y quedar en el olvido, entregándoles las
encomiendas de indios a advenedizos.
El cabildo consideró estos puntos resolvieron
entregar a Valdivia el título de Gobernador y Capitán General en nombre del
rey, que este rechazó inicialmente por motivos estratégicos de no quedar como
traidor ante Pizarro por si seguía vivo, pero ante la amenaza de entregárselo a
alguien más, aceptó el título, el 11 de junio de 1541, siendo
entonces el primer Gobernador de Chile.
Valdivia organiza el primer reparto de
encomiendas de indios entre los vecinos de Santiago. A pesar de que Chile no
era rico en recursos minerales como el Perú, y no tenía una mano de obra indígena tan
eficaz, se destinaron estos indios a atender las faenas del campo, a la
construcción de casas y por sobre todo a los lavaderos de oro. Los primeros
tiempos fueron duros, especialmente después del ataque del cacique
Michimalonco, el 11 de septiembre de 1541, sobre la naciente ciudad,
reduciéndola a un montón de escombros a causa de los incendios. Los indígenas
aprovecharon la ocasión en que Valdivia y un grupo de conquistadores exploraban
fuera de la ciudad para atacar. Quienes defendieron la ciudad en su momento
dieron dura batalla y el resultado no fue peor gracias a la ayuda de Doña Inés
de Suárez quien decidió darles muerte a los caciques prisioneros y lanzar
sus cabezas a los atacantes sobre las empaladizas que rodeaban la ciudad.
Las hostilidades de los ataques se
detuvieron, pero la ciudad casi destruida cayó en la miseria por lo que, para
poder salvar la conquista de Chile, Valdivia mandó por auxilios al Perú a
Alonso Monroy que sólo pudo regresar con la ayuda encomendada a fines de 1543,
casi tres años después de la destrucción de la ciudad.
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